El poblado se fijó en la encrucijada de los caminos entre Almendralejo, Villalba, Villafranca y Solana, en el eje de la Cañada Real leonesa, surgiendo su foco inicial en la zona que hoy corresponde a los Cuatro Caminos, Las Cañadas y La Lancha.
El lugar corresponde a una vaguada cruzada por multitud de pequeñas corrientes de agua, cuya reunión a partir del barrio de La Postrera, área pedregosa que determina el límite norte del pueblo, origina la llamada “de Cien Arroyos”.
En este dominio de berrocales, conocido a nivel local como “Las Piedras“, proliferan formaciones rocosas de formas extrañas como las denominadas “del Librito”, “Camita del Señor”, “La Cocina”.
La flora silvestre ha sido sustituida casi completamente por los cultivos agrícolas de secano. Las encinas han desaparecido por completo quedando apenas un matorral residual de aulagas y cantuesos. Del acebuche, árbol que da el nombre al pueblo, sólo quedan algunos ejemplares aislados. Pero en algunos tramos del río Guadajira se conservan especies autóctonas como fresnos, mimbreras y olmos; en sus márgenes aparecen adelfas, eneas y cañaverales. En el término municipal existen 68 especies de aves nidificantes y otras 18 invernantes, 6 especies de anfibios, 9 de reptiles, 11 de peces y 19 mamíferos.
La avifauna aparece representada por especies ligadas a las llanuras cerealistas y cultivos de vid y olivo, destacando entre las protegidas al aguilucho cenizo y las ortegas (aquí llamadas “cortezas”);existen importantes colonias de cría de canasteras en las charcas de los alrededores del pueblo. Entre las especies cinegéticas destacan la perdiz, la codorniz o, más escasamente, la tórtola común y los zorzales siguen visitando los olivares en invierno.
Entre los mamíferos destacan las liebres en los cultivos y los conejos en las márgenes del río, donde se pueden descubrir los excrementos de nutrias que se alimentan del cangrejo rojo americano.
En el río pueden ser vistos ánades reales, gallinetas, algún martín pescador y, a veces, garzas reales. Las cigüeñas blancas anidan en la torre de la Iglesia o del Convento y existe una población interesante de cernícalos primillas, las conocidas “aguilillas”, además de las golondrinas, aviones, vencejos y otras aves propias de los pueblos extremeños en épocas de reproducción.
A pesar de la grave contaminación que asola al río Guadajira, aún remontan las aguas, más limpias en primavera, especies endémicas como pardillas y calandinos; pero una especie protegida, el jarabugo, parece haber desaparecido definitivamente.
Fuente: Ayuntamiento Aceuchal